Momento Vainilla «Lo que más se vio reflejado en todo el proceso es que siempre la obra está primero»

¿Cuándo y cómo decidieron que era hora de trabajar en un primer disco?

Habían pasado como 6 meses de ensayar todas las semanas, teníamos varias canciones cerradas y funcionando, pero no teníamos mucho plan, como banda, de hacia dónde queríamos llevar el proyecto. Lo único que sabíamos era que las canciones estaban bárbaras, que había mucho potencial y que esto no podía quedar en un ensayo entre amigos. Algo había que hacer para mantener al proyecto vivo, motivado y con un objetivo de a dónde apuntar.

Lo primero que pensamos fue la posibilidad de tocarlas en vivo y ver cómo reaccionaba la gente, pero tampoco le veíamos mucho sentido el salir a tocar sin tener nada que nos sustente post show. También exploramos la idea de hacer algo más audiovisual, como una sesión en vivo, pero sentíamos que no íbamos a poder sacarle el jugo, las canciones estaban buenas, pero les faltaba trabajo, iba a quedar algo muy a mitad camino.

Fue a fines de octubre cuando finalmente dijimos que lo mejor iba a ser grabar un disco, ese iba a ser el mensaje más contundente, el paso más firme, así que salimos a buscar un productor y fue ahí que coordinamos con Ramiro Rodríguez Goitia, que de una se sumó a los ensayos a darnos una mano, a terminar de pulir las canciones y hacerlas brillar. Se armó un plan de trabajo y le metimos a fondo.

– ¿Fue difícil establecer un sonido que atravesara el álbum sin dejar de representarlos, una identidad?

No, no fue tan difícil la verdad. Siempre fuimos muy abiertos a la posibilidad de experimentar en cada canción, en algunas se nota que experimentamos mucho más que en otras. Pero teniendo tantas influencias de géneros y otros artistas que se escapan del indie pop, en cualquier momento que nos parecía natural o dónde la canción lo pedía, le dábamos para adelante a probar algo nuevo. Por eso es que de repente casi todas las canciones duran entre 4 o 5 minutos. Nos parecía importante jugar un poco y salir de lo convencional.

Ahí creo que la pegamos también en haber elegido a Rama como productor, miembro de Translúcido, que es una banda instrumental de jazz fusión donde exploran sobre un abanico de sonidos y estilos tremendos, coincidía con nosotros en la búsqueda, entendía el concepto, y se involucraba a fondo con esas ideas.

Algo muy gracioso de cuando estábamos arreglando Cristalino es que Franco (bajista) empezó a hacer un solo con tapping a 8 dedos en una sección que era super simple, y nos descolocó a todos, nos pareció lo más loco y fuera de contexto que podía existir, pero que a la vez funcionaba perfecto. Algo que tranquilamente se escuche en la canción más pesada de Dream Theater, de repente lo estábamos incorporando a una canción pop. Fue hermoso y obviamente quedó en el disco.

– ¿Qué fue lo que más los sorprendió del proceso?

Creo que, lo que más se vio reflejado en todo el proceso de la grabación del disco es que siempre, pero siempre, la obra está primera, hay que ponerla sobre el pedestal. Hay que tomar muchas decisiones, y casi siempre, dejando el ego de lado. Algunas decisiones pueden ser dolorosas, pero siempre pensando que esto es lo que mejor le hace a la canción. No importa si estás encariñado con la guitarra que grabaste y que se perdió en la mezcla. Si definitivamente esa guitarra está rompiendo con el groove o genera algo raro, quizás sea mejor dejarla de lado. Es muy distinta la escucha de algo producido para ser parte de un disco que lo que tocamos en un ensayo o en vivo. Hay cosas que se pueden dejar afuera y va a estar bien.

Hay que apoyarse, cuidar y confiar en el equipo que se armó. Nos pasó quizás de obsesionarnos con ciertas cuestiones que no nos cerraban del todo, pero porque poníamos el oído en un lugar que en realidad no existe. Solamente hacía falta escuchar  un ‘amigo, está perfecto eso. Me encanta’ para darte cuenta que quizás era un embrollo propio. Cuando dejás de poner el 100% de tu oído a tu instrumento, y empezás a escuchar la canción como una pieza única, poniéndote en el lugar de alguien que simplemente escucha música para pasar un buen rato, se hace un click y cambia toda la percepción.

Y lo otro es que los tiempos corren jaja. Nos habíamos puesto fechas quizás muy ambiciosas, sin tener en cuenta que en el medio pueden suceder cosas. Fue un proceso electrizante jaja, pero fue hermoso. Siempre lo llevamos con buena onda y sabiendo que, con el equipazo que habíamos formado, estaba todo bajo control. Y sobre todo, lo más importante, el resultado fue excelente. No podemos creer lo bien que suena, se llevaron las canciones a un nivel superlativo.

– El disco ya lleva un tiempo afuera, ¿Cómo notan la respuesta del público ante este material?

Estamos re contentos porque los comentarios vienen siendo super positivos. Nosotros estábamos convencidos de que era un discazo, pero bueno, quizás porque eran nuestras creaciones nomás jaja. Había cierta incertidumbre de qué iba a opinar la gente. Nos pasó que estábamos tan convencidos que de repente empezamos hasta a dudar de si realmente estaba tan bueno jaja. Para nosotros era el disco del año, pero ¿realmente lo era?  Por suerte seguimos sosteniendo que sí jaja, es un discazo, y pareciera que la gente lo está disfrutando.

– ¿Tienen algún feat soñado?

Uff me encantaría tener un feat con Boy Pablo. Para mí, es el abanderado del indie pop. Es un artista Noruego con raíces chilenas. Un crack. Una lástima que ya no esté activo, pero tengo fe de que va a volver. Su música es hermosa, él es lo más carismático que hay, sus shows son una explosión de buena onda.

Y de la escena local obviamente por nuestra música e influencias llegamos a nombres como Goyo de Bandalos, Facu de El Zar,  Justo de Silvestre y la Naranja. Pero quizás estaría bueno ir a un mundo más alejado y colaborar con alguien nada que ver al estilo. Vieron que Momo, nuestro cantante, estuvo muy activo con el freestyle en la época del quinto escalón, y algunas de nuestras canciones tienen ese componente. ¿Qué si de repente colaboramos con Acru Román para hacer una canción? Me vuelvo loco, combinar el indie pop con un rap bien fiel a su estilo sería una bomba.

¿Qué meta les gustaría conquistar próximamente? ¿Y a largo plazo?

Bueno a corto plazo, el 20 de septiembre nos vamos a estar presentando en el Teatro Lucille para hacer el show de presentación del disco. Es la primera fecha producida por nosotros mismos, y eso va a ser un lindo desafío ya que nos va a dar la libertad de jugar un poco más en la puesta en escena. Tenemos pensadas varias cosas para que la experiencia sea linda. En nuestras mentes imaginamos mucha escenografía, visuales, juego de luces. Estamos a full produciéndolo. Nos van a acompañar nuestros amigos de The Magic Fingers, una banda de rap muy muy buena que le va a sumar algo muy picante y distinto a la fecha. Como siempre el tiempo corre, así que hay que meterle jaja.

Y a largo plazo nos encantaría entrar en un circuito de festivales, o incluso producir un festival nosotros mismos, junto a toda la nueva generación de bandas, para hacer correr la voz un poco y ganarnos un lugar dentro de la escena local. Muchas de las bandas que hoy en día vemos rompiéndola, empezaron con el hustle de moverse y gestionarse solos, hay que aprender de los referentes jaja. Tenemos pensado también gestionar alguna gira por distintas ciudades/ pueblos de Buenos Aires y alrededores. Pensamos que puede ser muy divertido y enriquecedor para el proceso creativo de la banda. Todo esto es muy nuevo para nosotros, así que es mucho de tirarse a la pileta y ver con qué nos encontramos después.